martes, 26 de enero de 2010

El Hombre de Vitruvio





El Hombre de Vitruvio es un famoso dibujo realizado en lápiz y tinta por Leonardo da Vinci alrededor del año 1492. Mide 34,2 x 24,5 cm y está acompañado de notas anatómicas realizadas por el propio Leonardo.

Representa una figura masculina desnuda en dos posiciones sobreimpresas de brazos y piernas e inscrita en un círculo y un cuadrado.

También se conoce como el Canon de las proporciones humanas.

En la actualidad forma parte de la colección de la Galería de la Academia de Venecia.

Se trata de un estudio de las proporciones del cuerpo humano, realizado a partir de los textos del arquitecto de la antigua Roma Vitruvio, del que el dibujo toma su nombre.

El cuadrado está centrado en los genitales, y el círculo en el ombligo. La relación entre el lado del cuadrado y el radio del círculo es la razón áurea. Para Vitruvio el cuerpo humano está dividido en dos mitades por los órganos sexuales, mientras que el ombligo determina la sección áurea. En el recién nacido, el ombligo ocupa una posición media y con el crecimiento migra hasta su posición definitiva en el adulto.

Las proporciones del Hombre de Vitruvio

“Vitrubio, el arquitecto, dice en su obra sobre arquitectura que la naturaleza distribuye las medidas del cuerpo humano como sigue: si separas la piernas lo suficiente como para que tu altura disminuya 1/14 y estiras y subes los hombros hasta que los dedos estén al nivel del borde superior de tu cabeza, has de saber que el centro geométrico de tus extremidades separadas estará situado en tu ombligo y que el espacio entre las piernas será un triángulo equilátero. La longitud de los brazos extendidos de un hombre es igual a su altura. Desde el nacimiento del pelo hasta la punta de la barbilla es la décima parte de la altura de un hombre; desde la punta de la barbilla a la parte superior de la cabeza es un octavo de su estatura; desde la parte superior del pecho al extremo de su cabeza será un sexto de un hombre. Desde la parte superior del pecho al nacimiento del pelo será la séptima parte del hombre completo. Desde los pezones a la parte de arriba de la cabeza será la cuarta parte del hombre. La anchura mayor de los hombros contiene en sí misma la cuarta parte de un hombre. Desde el codo a la punta de la mano será la quinta parte del hombre; y desde el codo al ángulo de la axila será la octava parte del hombre. La mano completa será la décima parte del hombre; el comienzo de los genitales marca la mitad del hombre. El pie es la séptima parte del hombre. Desde la planta del pie hasta debajo de la rodilla será la cuarta parte del hombre. Desde debajo de la rodilla al comienzo de los genitales será la cuarta parte del hombre. La distancia desde la parte inferior de la barbilla a la nariz y desde el nacimiento del pelo a las cejas es, en cada caso, la misma, y, como la oreja, una tercera parte del rostro».

La anterior es la traducción completa del texto que acompaña al Hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci. En realidad es una traducción de las palabras de Vitrubio, pues el dibujo de Leonardo fue originalmente una ilustración para un libro sobre las obras de Vitrubio.

El Hombre de Vitruvio es probablemente una de las imágenes más famosas y reconocibles de Leonardo. (En El Código Da Vinci es también la obra de Da Vinci favorita de Sophie Neveu y es asimismo la postura en la que su abuelo, Jacques Sauniére colocó su cuerpo antes de morir).

Carteles con la imagen del hombre con dos pares de brazos extendidos y dos pares de piernas también extendidas han adornado muchas paredes durante al menos un par de generaciones. Vitruvio fue un escritor, ingeniero y arquitecto romano de finales del siglo 1 a. de C. y principios del siglo 1 de nuestra era. Su único libro existente, De Architectura, contiene diez enormes capítulos enciclopédicos en los cuales trata distintos aspectos de la planificación, ingeniería y arquitectura de la ciudad romana, pero también una sección acerca de las proporciones humanas. Su redescubrimiento y su renovado auge durante el Renacimiento alimentaron el crecimiento del clasicismo durante aquel periodo, e incluso en los posteriores.

La composición del Hombre de Vitruvio, tal y como fue ilustrada por Leonardo da Vinci, se basa por entero en el tratado del propio Vitruvio citado anteriormente sobre las dimensiones del cuerpo humano, que ha probado ser en buena parte conecto. El énfasis se pone, al construir la composición, en la racionalización de la geometría, por medio de la aplicación de números enteros pequeños.

El Hombre de Vitrubio es un claro ejemplo del enfoque globalizador de Leonardo que se desarrolló muy rápidamente durante la segunda mitad de la década de 1480. Trataba de vincular la arquitectura y el cuerpo humano, un aspecto de su interpretación de la naturaleza y del lugar de la humanidad en el "plan global de las cosas". En este dibujo representa las proporciones que podían establecerse en el cuerpo humano (por ejemplo, la proporción áurea).

Para Leonardo, el hombre era el modelo del universo y lo más importante era vincular lo que descubría en el interior del cuerpo humano con lo que observaba en la naturaleza.

domingo, 24 de enero de 2010

Rosslyn, el misterio jamás develado



La capilla de Rosslyn, llamada también la catedral de los enigmas, se encuentra a sólo unos 15 kms de Edimburgo, y, sin embargo, allí no hay rastro de la multitud de turistas que se amontonan por las laderas del castillo de la capital escocesa.
Situada en las afueras del pueblecito de Rosslyn, rodeada por la campiña y alejada de pubs y bed and breakfasts, Rosslyn Chapel conserva el inquietante encanto que la ha convertido en un lugar de peregrinación para buscadores de misterios.
Desde el exterior sorprende por sus reducidas dimensiones, pero, tras franquear la entrada, lo que realmente deslumbra es la cantidad de desconcertantes símbolos de las tradiciones hebrea, cristiana, egipcia, masónica y pagana, que han hecho de sus paredes la tierra prometida de generaciones de criptógrafos.
David Brown, autor de "El código Da Vinci", que sitúa bajo su techo maravillosamente tallado el desenlace de la novela, la define como ''el paraíso de la simbología'', y es posible que las leyendas que envuelven el lugar lo hayan inspirado más de lo que admite.
Los Caballeros Templarios la edificaron en 1446, como réplica exacta del mítico templo de Salomón, en Jerusalén, con el célebre muro oeste que parece inacabado y, según se dice, la cripta subterránea copia del lugar donde los nueve fundadores de la orden militar y religiosa habrían desenterrado por primera vez el Santo Grial.
William Sinclair, príncipe de Orkney, a quien se debe la iniciativa de construir la capilla, reposa entre sus muros con algunos de sus antecesores, como su homónimo de 1297 que fue gran prior de los Caballeros del Temple, o Herry Sinclair, apodado "El Santo", de quien la tradición dice que viajó al Nuevo Mundo en 1398. Como recuerdo de aquel legendario viaje quedan un cactus y unas mazorcas de maíz indio, esculpidas en la piedra años antes de que el Nuevo Mundo fuera descubierto oficialmente.
Se dice que los templarios, reconocidos constructores de iglesias, se superaron a sí mismos en Rosslyn porque era el lugar elegido para esconder el Santo Grial. Lo cierto es que no hay un solo centímetro sin tallar, y que, hasta la fecha, no toda la compleja simbología ha sido descifrada.
A pesar de ser considerada morada y monumento de idólatras, la capilla consiguió salvarse de la furia destructora de la Reforma Protestante gracias a los vínculos entre el legado templario y la masonería de la que fue gran maestro el mismo Oliver Cromwell. Sin embargo, su protección no impidió que en 1650 su caballería, a la orden del general Monk, la usara como establo.
La recuperación de Rosslyn empezó a principio del siglo XIX gracias a los poetas William y Dorothy Wordsworth, y sobre todo gracias a Walter Scott, que le dedicó una oda.
Su éxito entre los intelectuales de la época fue tal que Louis Daguerre, inventor del daguerrotipo y precursor de la fotografía, la reprodujo en uno de los dioramas de su invención que, entre 1824 y 1835, recorrieron Europa.
No es difícil entender la fascinación que siempre ha ejercido.
Toda la superficie de la iglesia está esculpida con símbolos y representaciones de parábolas, dogmas de la doctrina cristiana y pequeños relatos mitológicos. Junto a las cruces floreadas, los cálices, varios signos templarios y 56 marcas masónicas distintas descubiertas por los expertos, se pueden identificar estrellas de David, símbolos astrológicos, plantas y representaciones de la iconografía cristiana, como las estaciones del Calvario, los pecados capitales, el velo de la Verónica con el rostro de Cristo, y Lucifer, el ángel caído, el único representado cabeza abajo. No podían faltar referencias a la historia y a las arraigadas tradiciones escocesas, como el corazón de Robert the Bruce, el primerrey de Escocia, o antiguos ejemplares de gaitas.

La capilla esconde extrañas melodías en sus columnas





Recientemente dos músicos de Edimburgo, padre e hijo, acaban de descifrar una melodía oculta en las esculturas que la adornan.
Tras años de estudios, Tommy y Stuart Mitchell lograron "leer" una antigua melodía medieval, tallada en los capiteles y las bases de sus columnas por los constructores masones.
La reliquia arquitectónica -mandada construir por un noble que, según la leyenda, era descendiente de caballeros de la Orden de los Templarios-, ya es un lugar de peregrinación para los fanáticos del Código Da Vinci de Dan Brown.
Según el bestseller del escritor estadounidense, la capilla escondería el Santo Grial en una bóveda secreta, a la que nadie ha podido acceder desde la Edad Media.
Ahora, el sitio cuenta con otra historia para atraer a miles de turistas entusiasmados por sus misterios y leyendas.

La pista de los ángeles

Stuart Mitchell explicó a la BBC que descubrió una "orquesta de ángeles" en la base de unos arcos que rodean el altar central.
Estas figuras llevan instrumentos musicales diferentes, y cada una mira hacia uno de los "cubículos" que se forman debajo de los arcos.
"Estábamos convencidos, por la posición de los ángeles en los capiteles de los pilares, y por el hecho de que se encuentran justo debajo de estas pequeñas bóvedas, de que aquí había música", dijo Tommy, su padre.
Sus sospechas se confirmaron cuando encontraron un ángel que porta un papiro. En él se distingue un pentagrama y tres notas claves.
"También encontramos pistas en otros libros. Con el paso de los años esto se convirtió en una obsesión y decidimos descubrir qué era lo que estaba pasando aquí", agregó.
"Si estos patrones no contuvieran música, los acordes que encontramos hubieran estado dispuestos al azar, y no harían esta música tan encantadora y bella", acotó.
La pregunta inevitable es ¿por qué los escultores habrían escondido una melodía?
Stuart Mitchell aventura que hace 500 años el conocimiento de las armonías podía ser visto como peligroso e incluso herético por las autoridades eclesiales.

BBC, Londres

lunes, 18 de enero de 2010

La Teoría de las ventanas rotas




En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Phillip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio. 


Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc. Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no lo destruyeron. En cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.

Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron un vidrio del automóvil de Palo Alto. 


El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx, y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que el del barrio pobre. 


¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo? 


No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la psicología humana y con las relaciones sociales. Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro, de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que vale todo. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos cada vez peores se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional. 


En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling) desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores. 


Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara, pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de deterioro y esto parece no importarle a nadie, entonces allí se generará el delito. Si se cometen 'pequeñas faltas' (estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o pasarse una luz roja) y las mismas no son sancionadas, entonces comenzarán faltas mayores y luego delitos cada vez más graves. 


Si los parques y otros espacios públicos deteriorados son progresivamente abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la gente son progresivamente ocupados por los delincuentes. 


La teoría de las ventanas rotas fue aplicada por primera vez a mediados de la década de los 80 en el metro de Nueva York, el cual se había convertido en el punto más peligroso de la ciudad. Se comenzó por combatir las pequeñas transgresiones: graffitis deteriorando el lugar, suciedad de las estaciones, ebriedad entre el público, evasiones del pago del pasaje, pequeños robos y desórdenes. Los resultados fueron evidentes. Comenzando por lo pequeño se logró hacer del metro un lugar seguro. 


Posteriormente, en 1994, Rudolph Giuliani, alcalde de Nueva York, basado en la teoría de las ventanas rotas y en la experiencia del metro, impulsó una política de 'tolerancia cero'.

La estrategia consistía en crear comunidades limpias y ordenadas, no permitiendo transgresiones a la ley y a las normas de convivencia urbana. 


El resultado práctico fue un enorme abatimiento de todos los índices criminales de la ciudad de Nueva York. 


La expresión 'tolerancia cero' suena a una especie de solución autoritaria y represiva, pero su concepto principal es más bien la prevención y promoción de condiciones sociales de seguridad. 


No se trata de linchar al delincuente, ni de la prepotencia de la policía, de hecho, respecto de los abusos de autoridad debe también aplicarse la tolerancia cero. 


No es tolerancia cero frente a la persona que comete el delito, sino tolerancia cero frente al delito mismo. 


Se trata de crear comunidades limpias, ordenadas, respetuosas de la ley y de los códigos básicos de la convivencia social humana.

viernes, 8 de enero de 2010

El duelo o la refutación del horóscopo



Los dos hombres nacen el mismo día, a la misma hora.
Sus vidas no se cruzan hasta que son enamorados por la misma mujer. Entonces se encuentran y pelean por ella.
Uno de ellos obtiene la victoria y el amor.
Al otro le corresponde el dolor, la humillación y quizá la muerte.
Los astrólogos han previsto ese día el mismo horóscopo para los dos.
Tal vez son erróneos los vaticinios.
O tal vez se equivoca uno al pensar que el amor y la muerte son destinos distintos.


Alejandro Dolina

jueves, 7 de enero de 2010

La leyenda del Inglés de los Huesos



Hace mucho tiempo atrás, alrededor de 1890, había un caballero inglés que viajaba periódicamente hacia el norte de la provincia de Santa Fe para comercializar hacienda vacuna. En uno de esos viajes estableció una amistad con mi bisabuelo, Don Agustín Iriondo, propietario de estas tierras de la localidad de Cululu.
Cuenta la leyenda que cuando el inglés pasaba por esta zona se hospedaba en esta casa y contaba con la hospitalidad del propietario, quien puso a su disposición el campo donde pastaban los animales de rodeo y la casa para que se hospedara.
Durante su descanso, el inglés tenía la costumbre de sentarse en un sillón hamaca donde pasaba mucho tiempo pensando en su amada esposa, quien residía en Londres, su tierra natal.

Era muy alto, fuerte, rubio, de ojos muy claros.
Tenía muy buena relación con los peones, ya que muchas veces los ocupaba con la hacienda en tránsito.
Por su personalidad, al poco tiempo se lo reconoció como una persona afamada, no sólo por ser extranjero sino también todo un caballero.
Un día el inglés no se presentó por la mañana. El personal de servicio entró a la casa para despertarlo o ver si necesitaba algo, ya que siempre se levantaba muy temprano.
Al entrar se encontraron con un cuadro tétrico: el inglés yacía en el sillón hamaca muerto por un tiro en la cabeza del revólver que él siempre portaba.
En el escritorio encontraron dos cartas: una en la que se despedía de su amigo Don Agustín Iriondo, contándole que había decidido poner fin a su vida, y la otra era de su esposa, quien le decía que no podía seguir viviendo de esa forma y había encontrado otro hombre que le diera su amor.
La gente del campo no sabía qué hacer con el cadáver, ya que el propietario estaba en Santa Fe y al no poder comunicarse con él, decidieron enterrarlo en algún lugar cercano a la casa. Nunca se supo cuál es el lugar exacto donde descansan los restos del inglés, ya que mi abuelo murió muy joven y su esposa Lucía nunca quiso hablar del tema.
A partir de aquel momento, surgieron numerosas leyendas entre la gente del campo.
Una de las más conocidas es la del fantasma del inglés, que sale por las noches como una luz mala. Su sillón aún continúa meciéndose solo, como si en verdad el inglés estuviera presente.
Todo este cuadro crea un cierto recelo por la casa, no sólo en el personal de servicio que se negaba a entrar a la habitación o a pasar cerca del sillón, sino también en los propios peones, quienes no querían acercarse a la casa de noche por temor a que “el inglés de los huesos” se les apareciera. Varios años más tarde, mi abuela, quien ya había enviudado, mandó a quemar el sillón-hamaca para apaciguar los ánimos del personal de servicio.
Durante mi niñez escuché esta historia muchas veces, no sólo de boca de mi familia sino también del personal del campo. Hoy ya han pasado más de cien años y el temor aún persiste en esta casa.
Hace más de tres décadas que vivo aquí y, para hacer honor a la verdad, no tengo temor alguno.
Pero, debo decir que me siento acompañado por alguien que muchas veces hace jugadas extrañas que yo atribuyo al “inglés de los huesos”.

Lamentablemente, a pesar de que hablo con él a diario, ni siquiera conozco su nombre.



Por Dr. Antonio Taboada, Cululu, Santa Fe
Enviada a través de LT9, Radio Brigadier López

 
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