martes, 15 de noviembre de 2011

El Can Cerbero



El Hades (el inframundo griego), era una región tenebrosa, oscura y funesta, dividida en dos regiones: Erebo, donde los muertos entraban en cuanto morían; y Tártaro, la región más profunda, donde se encerró a los titanes. Las puertas del Hades estaban situadas a la orilla del río Aqueronte, frontera entre los vivos y los muertos. Era un lugar, habitado por formas y sombras incorpóreas, y custodiado por el Can Cerbero, el perro de tres cabezas y cola de dragón. 
El Can Cerbero era un ser solitario, quien solamente contaba con la esporádica compañía del barquero Caronte. La soledad de la entrada del Hades, le permitía al Can Cerbero estar siempre alerta, y fue una pesadilla para todos aquellos valientes héroes que se atrevieron a cruzar aquellas puertas sin el permiso de Hades. El Can Cerbero se encargaba, irrevocablemente, de que ningún mortal pasara al plano de los muertos, y de que ningún espectro intente acceder al plano de los vivos. 
Era un ser espectral, con forma de perro, tres cabezas y una cola con serpientes. Los ojos eran rojos y estaban iluminados por una luz sobrenatural. Tenía voz de bronce, comía carne cruda y de sus colmillos se desprendía un veneno negro y mortal. Era temido por su fuerza y su agresividad a la hora de vigilar la puerta que tenía encomendada. Cada una de sus cabezas contaba con afilados colmillos, y además solía ayudarse con las serpientes de su cola para ejercer constricción sobre los seres a los que se enfrentaba.
Cuenta la leyenda que el Can Cerbero tenía dos puntos débiles: la miel y la música. 

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